LÍMITES DIFUSOS

La comunidad parroquial se alegra al ver la atracción que ejerce la gruta externa del templo, a la que acuden muchísimas personas en todo momento. Sin duda que para ellas es un encuentro fuerte con Dios por mediación de María.

Quizá la mayoría viene a pedir y a agradecer la gracia de la salud del cuerpo. Hasta el hecho de la cercanía de clínicas y sanatorios la constituye un polo espiritual de atracción.

Pero a la vez es un desafío para nosotros para que lo que es una manifestación de piedad popular no se convierta en un ámbito supersticioso. Aunque procuramos elevar las miras de los que acuden a ella, todavía hay quienes lo hacen para llevar “agua de Lourdes” y en tal cantidad, que frecuentemente no dan ni tiempo a que se reponga el abastecimiento del depósito que la provee por lo cual muchos se encuentran con que no sale agua de la canilla, a la que incluso fuerzan de tal manera que a menudo la inutilizan. Sin contar con que “el inimputable”, conocido por nosotros, por gente de la justicia, de los poderes públicos y de la policía, suele utilizarla para su aseo (?) y para “refrescarse” durante la canícula, con la consiguiente molestia y peligro real para los devotos..

Otra expresión supersticiosa suele ser la utilización de la gruta para dejar “cadenas”, oraciones fotocopiadas, etc. que quienes las dejan piensan que suplen el testimonio de Jesús que debe dar todo cristiano. Pretenden hacer una forma de propaganda a algún santo, y asegurarse la consecución de la gracia pedida.

Procuremos mejorar entre todos ese patio de la Virgen, y hacer que cumpla la función para la cual lo hicimos.