LA SANTA MISA

Cuando se celebra la Santa Misa
se adora y alaba a Dios,
se pide perdón de los pecados
se solicitan otras gracias espirituales o materiales.


La celebración de cada misa aprovecha a la Iglesia universal (aunque los cristianos no tengan conciencia de ello); a aquellos por los que especialmente se celebra; y a quienes participan, activamente en el Santo Sacrificio (sacerdote celebrante y fieles participantes, cada uno a su modo).

Al encargar una misa no está haciendo un negocio con el sacerdote. No le pregunte “¿cuánto es?”. Vd. le está pidiendo que la aplique por sus intenciones, y no como pago, ni como limosna, le dejará una colaboración para el culto. Que no requiere sólo hostias, vino, velas, flores, música, sino también empleados para la limpieza, luz, gas, seguridad, cobertura de asistencia médica, vigilancia, mantenimiento del edificio, etc. etc.

Tenga en cuenta que lo que Vd. suele dar lo hace en memoria de algún difunto (si viviera ¿qué le obsequiaría?) o para pedir una gracia (¿en cuánto la evalúa?) o para agradecerle a Dios (¿no es mucho lo que nos da Dios?).

Por supuesto, si lo quisiéramos cuantificar en dinero, no habría suma que alcanzara. Pero al menos seamos generosos. Y no pongamos al sacerdote en el trance de tener que explicarnos cada vez estas cosas, o de que tenga que sugerirnos una cantidad, o que muchas veces, hasta por vergüenza, tenga que decirnos: “nada”, con lo cual pensemos que hemos hecho un negocio redondo.